viernes, 10 de abril de 2009

Mea culpa

Celebro de la Semana Santa la oportunidad única de dedicar dos días enteros a la ironía sobre sí mismo. Eso le ocurre a ciertos seres humanos cuando se quedan encerrados de forma anormal e involuntaria en su casa (sobre todo si esa casa, además, está en Cartago) -otros (el resto de la humanidad) se volverían locos, se matarían entre ellos y terminarían por automutilarse.

Y ¿cómo no ironizar, al verse en casa con unas cuantas botellillas de vino cuya triste apariencia de provisiones en caso de desastres naturales es ineludible; comiendo diez mil calorías que más tarde nos va a cobrar muy caro la sexualidad de los otros, enriqueciendo el diccionario universal de maldiciones y putazos, -como habría dicho mi abuela seguramente en otro contexto- criando mala sangre?
Se agudiza el genio... se le exige al intelecto y al encanto por igual... se apuran las copas con viril resolución... El resultado siempre es el mismo: nunca se provee uno de suficiente licor... los invitados se aburren, las bromas se hacen básicas, el nivel de la conversación desciende, todos nos ponemos demasiado coloquiales y, al final... esa antaño alegre cofradía está irremediablemente en el huerto de Getsemaní, sudando sangre.
Alguna vez... si hacemos suficiente ruido, las élites ineptas, obtusas y pertinaces de nuestro país decidan respetar la decisión de todos aquellos que NO SON CRISTIANOS a no celebrar los ritos de la culpa, la muerte y la desolación.
En tanto, como no se puede hacer nada al respecto en una república confesional como la nuestra, hay que aprender a organizarse mejor... coordinar foros en la red para mejorar el contacto, promover el servicio de bares clandestinos en hogares y parques, implementar planes en pro del servicio de acompañantes inmediatos... en fin, crear un plan de emergencia entre nosotros, los paganos; claro está... en medio de la desagradable sensación y con la triste referencia de los preparativos previos al Diluvio Universal.
"La unión hace la fuerza" -reza el viejo lugar común; así que, en adelante, miraremos a la SS como una temporada para hacer nuevos amigos y probar nuestro sentido de la sociedad. ¡Ánimo! Y el próximo año no celebraremos una Semana Mayor, sino una Semana Suprema. Esto es todo, por ahora. Dominus nobiscum!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Ves, Luis? Sí se puede ironizar al respecto.

Ahora, en lugar de botellitas, yo diría cajitas, ¿no?

Una última cosa: ¿la imagen que pusiste de quién es? ¿Es un detalle? ¿Como se llama?

Saludosy a no desanimar, que quedan pocas horas.

Luis Antonio Bedoya dijo...

Hola Asterión!!! La imagen es un detalle de la Crucificción de Grunewald, el barroco más tenebrosamente católico del mundo. El tipo se esperó a nacer en el XVI solo para poder retorcer la técnica ultrarealista del barroco hasta sus últimas consecuencias; antes que haber nacido en la pura Edad Media, que era lo que espiritualmente le correspondía. Un portento de dolor y mosntuosidad cristiana. ¡No es un encanto!