lunes, 13 de abril de 2009

Un libro que cuesta demasiado

El último libro en que trabajo se titulará "Blanco". El riesgo es grande. Cansado como lo estoy de los comentarios raquíticos que debo asumir por parte de los escritores "modernos", decidí meterme en ese tranvía de la simplicidad. Bien lo dice Pessoa:

¿Valió la pena? Todo vale la pena
si el alma no es pequeña.

Acusado de caer en los "lugares comunes" del barroco (¡Jajaja! -permitan que me ría), me veo obligado a caer en los lugares comunes de la poesía "moderna". El resultado fue espectacular. Este poema que entrego reza esa estética (a más de un mafu-poeta le arredra esa palabra) y, en lo personal, creo que ha añadido algo a lo que vengo escribiendo. Cerraba el recital "Himnos sacros y canciones paganas" este poema que transcribo. ¡Ojalá lo disfruten! El cuadro que adorna esta entrada se llama "Hetaira" y es, claro, de Cris Arias.

Nocturno


Una meretriz dejó tibias

sus lágrimas en mi calesa,

al golpe del bastón robusto.


En la puerta un hombre moría

con su cara del mundo enorme;

yo dormí con su sino infecto.


En los parques de jovencitos

aquel vampiro sonrojado

muestra su costado sangrante.


Yo, puta de viril locura,

clavo los abúlicos cetros

como los lobos el colmillo.


¡Beba yo de su ojo negro,

Satán enhiesto como un roble,

del precipicio en la cornisa!


La sangre cuelga lujuriante

de mis dos ojos arrancados,

y baña el pecho de un mendigo.


¡Ese era su nombre, Julia!

como se nombra al Paraíso…

y yo agobié su caro néctar.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermoso poema.

Nota: Decir “puta” es pecado.

Luis Antonio Bedoya dijo...

Gracias, Asterión. Según algunos poetas el pecado es usar palabras como "broncíneas" y "fúlgido".