jueves, 29 de julio de 2010

La libertad, más cerca

De niño, recuerdo las historias tenebrosas de criaturas deformes que oscilaban entre lo ridículo y lo grotesco. Los miraba, los miraba bien, me fijaba, pero no encontraba razón para temer.











Crecí. De adolescente, escuché cómo sufrían toda clase de vituperios, cómo eran blanco de un odio que no antes había visto. Entonces, los miraba y sí temía, pero no por mí, sino por ellos.






Crecí un poco más y, sin aviso alguno, repentina y violentamente, conocí lo que los hombres llaman amor. Esta vez, sin saber cómo, estaba yo mismo allí, entre aquellas criaturas torturadas. Y seguí escuchando historias tenebrosas sobre pestes enviadas, maldiciones proferidas, infierno ostensible, damnación eterna y vergüenza irredimible. Supe que una torre los refugiaba pobremente o una colmena. Empero, los soldados siempre daban con ellos y, obstruyendo las puertas con sus carros, los raptaban; los encerraban, luego, en mazmorras oscuras y fétidas. Allí, eran cebo de víboras y de ratas y todo el género de alimañas hemófagas. Afuera, en la luz, era el tiempo en que nuestro líder supremo lucía en su pecho la medalla de la paz.

Me convertí, finalmente, en un hombre lleno de ira pues así corresponde a quienes buscan la justicia. Y me levanté contra los ministros del odio. Cada vez más, las filas se engruesan en especie de miles y miles de nuevas criaturas, sus rostros marcados y los brazos nérveos que labran el bronce de la libertad. Y la legión impertérrita marcha con su bandera de arco iris. ¡Miradla todos! ¡Miradla finalmente! Miradla, cómo ilumina las calles y las fosas, cómo expulsa las tinieblas de la mente y el odio del corazón. Ayer llorábamos a nuestros muertos, a nuestros locos, a nuestros contrahechos. Hoy gritamos de regocijo contra el cielo inmenso la más grande sentencia de libertad y ese grito tramonta las astas de los templos y los muros de la guerra y asciende al numen que gobierna la Creación:

Nunca más seremos infamados.
Nunca más seremos desterrados.
Nunca más seremos vejados.
Nunca más seremos silenciados.

Y yo te prometo, hijo mío, que borraré de toda tabla la noticia de que, en nuestra patria, alguna vez, se quiso llamar al pueblo en contra de uno de tus hermanos.


¡¡No al REFERENDVM del odio!!

lunes, 17 de mayo de 2010

El tercero, el Festival y Beatriz


La lectura en Costa Rica va de mal en peor...

Ahora, leen a desconocidos que no engruesan las sacras academias...

... que no tienen amigos con poder...

... y que no defienden ninguna causa política!!!

¡Preciosistas de la pérfida lengua de Góngora!

¡A dónde iremos a parar!!!
-o-
Dice el boletín de la EUNED que Los Relatos Paganos es el tercer libro más vendido del mes de abril (mes de su publicación).

También, aparentemente sin vínculo alguno, se dice que celebramos el Tercer Festival Pro Diversidad en nuestras INEXPUGNABLES universidades estatales -por si a algún animal se le olvidó ese epitetillo.
Celebro (otra y otra y otra vez), entre queridos lectores y valientes mirmidones, el goce dionisíaco de los altos placeres, a la Belleza, inmortal diosa y a la imborrable PAGANíA... después de dos mil años de resistencia!!!

Mi dulce Beatriz! Ahora que lees los rollos de la Sibila, serena en el Hades Eterno. Lleváte el latín poquito que te enseñé... para que descifres esos misterios. Estoy tallando tu estatuilla.



Beatriz Pino
(1995 - 2010)
In Memoriam
-o-
Este poema para estos guerreros de la vida:
Miserere


Mi ofrenda, nuevo monstruo, está dispuesta,
tu horrendo hocico bien lo sabe,
bien lo verá tu ojo más irritado,
en la escalina rota.

¿Quién bebe el cuerpo de mis quince años?
¿Quién se mece en mi cadera cual tromba?
¿Quién derrama su torrente a mi flanco,
como un mayo bermejo?

Tu arpegio plañe en mi costado quieto
y del más agudo diapasón corre
una nota de violenta alegría
que escurre como el agua.

¿Ahora te irás? ¡La cara cubierta!
¿sin secar el postrer beso en tu vientre?
¡Ay de mis súplicas, postración triste!,
¡no hay quien ya las oiga!

Tiemblo al pie del dintel amado, loco…
la boca igual que grana y lagrimoso,
un haz de luz se cüela y me parte,
mi mano asida al cetro.

Ya no distingo su efímera sombra,
que me adormecía con su tibieza
y me llenaba de gritos cual ángel.
Ya soy sólo silencio.

Id, amigos, y traedlo a mi lecho,
¡sangre aún más su empeño en este cuerpo,
como el aliento que insuflara vida
al primer de los hombres!

Si se hubiera perdido, si muerto fuera
aflojad el cinto y que cien espadas
mi corazón rígidas atraviesen
hasta el hondo pecho.

Pues ayer muerto era
y me ha resucitado.
Del libro "Blanco"
(Todos los derechos reservados)

lunes, 3 de mayo de 2010

Monstruos y ladrones en el Castillo de Ábora

A tres semanas de la premier de Los Relatos Paganos, nos llegan estas fotografías maravillosas del lente maestro de Daniel Peraza.


Lorena Barrantes de San Román, anfitriona.


José Pablo Medrano lee Monte Ábora, tres estancias en octava real, sobre el motivo de El amor de Yu.


Gustavo Solórzano Alfaro expone su crítica de Los Relatos Paganos.
Juan Carlos Olivas delcama su obra El Castillo, sobre el relato homónimo en Relatos Paganos.


Se estrena la obra de Mario Alfagüell, Los Ladrones, música inspirada en la Los Ladrones, primer cuento de la colección.

Luis Antonio Bedoya lee Los Pobres.

El poeta Luis Antonio Bedoya agradece el inmerecido honor de estos artistas. Celebra que comparte con ellos el odio a los "grupitos" y el amor a la libertad creadora. Desde nuestras islas, como dice Sábato, escuchamos nuestros gritos. Para el resto que interesa, ha sido cruzado el Rubicón... Alea iacta est!


domingo, 25 de abril de 2010

Los relatos paganos, en librerías


El pasado 14 de abril, en el Centro Cultural Mexicano, tuvo lugar la presentación del libro Los relatos paganos.


Los relatos paganos es una colección de seis cuentos:


Los ladrones

Los pobres

Los filósofos

La granja

El castillo

El amor de yu (Premio de cuento EUNED, 2008)


José Pablo Medrano estrenó el poema Monte Ábora, una relectura del cuento El amor de Yu.


Gustavo Solórzano Alfaro ofreció una reseña crítica sobre el libro y la estética de L.A. Bedoya.


Juan Carlos Olivas presentó el poema El castillo, basado en el cuento del mismo nombre.


Mario Alfagüell estrenó la obra Los ladrones, composición narrativo-musical con textos del cuento Los ladrones.


Cristofer Arias y Mario Alfaro expusieron dibujo, bocetos y óleos sobre el tema de La granja y Los filósofos.


Finalmente, Luis Antonio Bedoya apareció y leyó el cuento Los pobres.


Gracias a todos los que nos acompañaron a la presentación de Los Relatos Paganos, como siempre... ¡teatro lleno!


Gracias a los escritores amigos que me acompañaron en este trance.

Gracias a los grandes artistas que me hicieron este inmerecido homenaje.

Gracias a mis lectores inclaudicables...

A mis viejos y nuevos discípulos...

A mi familia

A las nuevas caras, que me recuerdan la vida,

A todos aquellos que me ayudan a levantar esta copa de sombras.


Luis Antonio Bedoya

miércoles, 7 de abril de 2010

Premier de Los relatos paganos


Llegó un triste hombre a mi puerta. Era temprano, apenas anochecía. Abrí con desgana, con repugnancia miré al hombre. Era muy pobre y había dolor en la mueca lisonjera que me ofrecía. Se agarró al portón como una hierba. Era pobre y triste. Hastiado, lo dejé allí y fui por unas monedas. Al volver, los ojos del patán se habían transformado en unos rubís iridiscentes, hijo de un demonio. Su sonrisa, ahora máscara de esqueleto, se agitaba como un carro desvencijado. Bajé la mirada pues sus manos algo me mostraban. Era un saco... un saco mugroso. Abrió la boca del saco ante mí. Me atenazó un gran terror, un flébil espasmo, un hondo amargor, un estupor helado, una rara angustia, un deseo lóbrego, una demente lubricidad, la peligrosa lujuria de un sátiro en la fronda. Lleno de espanto azoté la puerta en sus narices. Creo que tomé mucho vino esa noche, con la mente emponzoñada, con el corazón erizado. En el scriptorium, aparecieron unos dibujos obscenos, aparecieron nada más... Doncellas encadenadas a perros lascivos, metragirtes en libaciones brutales bajo rosados vírgenes de crines encendidas, ciudades fulgurantes donde moría una orgiástica mulchedumbre entre las nebulosas del incendio. En la corona del papel, había una guirnalda ensangrentada y una leyenda que decía:


He aquí que volveré de las estepas húmidas

a celebrar la vieja danza de las estaciones

y mi reino no tendrá fin...


Amigos, estos son LOS RELATOS PAGANOS, mi ópera prima. Inmerecidamente y expectante, convoco a mis hermanos y hermanas a probar los frutos de un jardín enfermo.


Miércoles 14 de abril,

Centro Cultural de México, Los yoses,

7:00 pm.

jueves, 18 de marzo de 2010

Los Relatos Paganos ven la luz



Este 18 de marzo ha salido publicado el libro Relatos Paganos, EUNED.


Gracias a la EUNED por llevar este texto a los lectores.


Gracias a los amigos, por creer mejor que yo mismo.


Gracias a las Furias por interponer todos los obstáculos.


Gracias a los paganos por resistir milenios.


Gracias a los dioses sempiternos,


contra quienes habremos de luchar hasta el fin del tiempo.



lunes, 8 de marzo de 2010

El amor culpable

Decía Saulo de Tarso:

“¡Hermanos! Aspiren a los dones
de Dios más excelentes.
He de mostrarles el mejor
de todos los caminos:
Aunque hablara las lenguas
de los hombres y de los ángeles,
si no tengo amor, no soy más que bronce
que resuena o platillos que aturden.
Aunque tuviera el don de profecía,
penetrara todos los misterios,
poseyera toda la ciencia y mi fe
fuera tan grande como para trocar las montañas,
si no tengo amor, nada soy.
Aunque repartiera en limosnas
todos mis bienes y aunque me dejara quemar vivo,
si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es comprensivo, el amor es servicial
y no tiene envidia; el amor no es presumido
ni se envanece; no es mal educado ni egoísta;
no se irrita ni guarda rencor; no se alegra con la injusticia,
sino que goza con la verdad. Eternamente perdona,
cree sin eternamente, espera eternamente, soporta eternamente.
El amor no pasará jamás.”

¡Qué inspirado! Existe, no obstante, un pequeño, pequeño detalle aquí: no se trata de la palabra latina ‘amor’ la que aparece en el original. Es ‘caritas’. Esta resemantización juedeocristiana no es casual. Y, en otro sentido, es harto necesario para el sostenimiento de una fe basada en el dolor y el sufrimiento, divino bálsamo para lavar nuestras imperfecciones, ante un tema tan delicado como el amor. El amor se entiende como un estado del alma donde hay plenitud. Plenitud que el ser humano de todos los tiempos ha entendido como alegría, tranquilidad, solaz, placer. Difícil equiparar a estas condiciones óptimas del ser, el dolor y la miseria. Pues esa ha sido la gran empresa del judeocristianismo: instaurar el dolor, vestido de amor. La gente herida es más fácil de domeñar que los sanos y vigorosos.
Nacidos en el seno del cristianismo; más aún: criados en una sociedad confesional, no tenemos más salida que sentir en nuestro flaco cuerpo todas las experiencias del discurso juedocristiano. La más cruel de todas es su sentido del amor.
El amor judeocristiano debe ser, por fuerza, doloroso. Debe causar dolor para que purgue su origen profano, hedonista, en una palabra, demoníaco. Sólo así nos dejamos sentir amor los cristianos.
Amamos en medio de las inclemencias. Buscamos exactamente a la persona que nos hará sufrir y elevamos para ella el altar construido de nuestro amor más dulce. Labramos un ídolo con la pobre carne del mortal que amamos y lo colocamos encima de nuestras cabezas.
Se ama en la margen, en la obscuridad, en el silencio, en la noche tenebrosa, bajo la máscara del pecado. Amamos a quien no merece, a quien no se conmueve, a quien ama a otro, sólo para enconar más la herida de nuestra maldita herencia de Eva.
Cuando un alma tierna viene a nosotros en busca del cobijo de nuestra égida, airados y con una cruel sonrisa de desprecio, doblamos el desdén que afectaríamos por una criatura monstruosa, con tal de estrujar aquel corazón que con sutilezas y titubeos se ha acercado a nuestro terrible amor.
Cuando al fin, en medio de las tribulaciones, nos vinculamos a otra pobre criatura, tan débil y cicatrizada como nosotros, no pasa un día en que ambos amantes se arrojen las flechas más tóxicas y los más ponzoñosos estiletes. Hasta consumir toda alegría, todo solaz, toda gracia. Este amor nuevo es un rostro acardenalado y lleno de horrendos escupitajos, clavado en el árbol de la vergüenza y coronado de ignominias. Ya lo decía Wilde:

“Yet each man kills the thing he loves
by each let this be heard,
some do it with a bitter look,
some with a flattering word,
the coward does it with a kiss,
the brave man with a sword!”

Dejado en inglés para evitar cualquier ambigüedad. Y sí, por cierto, si vamos a creer en la literatura, éste último lo dice mejor.